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| By #flipped_INTEF CC BY-SA |
La verdad es que en un momento en que parece que surge un nuevo método cada día, llevar el ritmo se hace un poco difícil. Con cada nueva propuesta una se para y procura dedicar un tiempo a evaluar hasta qué punto ese nuevo enfoque del que te acaban de hablar será útil, eficaz o incluso viable con tus propios alumnos.
Cuando oí hablar del
flipped classroom por primera vez, me pareció una idea interesante. No parecía, sin
embargo, fácil de poner en práctica y había algunos detalles que no me quedaban del todo claros. Poder dedicar todo el tiempo disponible en clase a que mis alumnos practiquen es algo que suena de maravilla, pero ¿es posible? ¿Puede conjugarse con el currículo que nos vemos obligados a aplicar? ¿Tendrán todos los alumnos los medios necesarios para desarrollarlo? ¿De verdad se puede organizar así un aula con 25/35 alumnos de capacidades, intereses y actitudes diversas? Y ¿Cómo se hace? ¿Cómo deben ser los vídeos o presentaciones? ¿Qué tipo de actividades se pueden realizar después? ¿Cómo se hace si alguien tiene dudas incluso después de haber visto los vídeos? ¿Y si ni siquiera los han visto?
Para tratar de encontrar respuesta a todas esas preguntas fue por lo que me apunté al curso
#flipped_INTEF y de momento puedo decir que he conseguido resolver gran parte de ellas. Es cierto que aún me queda mucho que aprender y mucho trabajo por delante, pero este es un modelo que puede funcionar muy bien, es adaptable y motivador, y puede ayudar a cambiar la forma en que los alumnos se enfrentan a las tareas.
En las próximas semanas, espero conseguir respuesta para las preguntas que aún quedan por resolver, y seguro que serán satisfactorias. No digo que este sea el método definitivo o que vaya a usarlo en cualquier circunstancia (entre otras cosas porque me gusta la variedad) pero creo que puede ser muy interesante y útil y estoy segura de que aplicaré todo aquello que aquí aprenda en mi aula.
